Nicole Kidman nos guía en el camino de su personaje, Romy, hacia el autodescubrimiento, la seducción y la importancia del consentimiento.
Ciudad de México, 26 de diciembre (SinEmbargo).- Este fin de semana llega a las salas de cine, de la mano de Diamond Films, Babygirl deseo prohibido, película dirigida por Halina Reijn y protagonizada por Nicole Kidman, Antonio Banderas y Harris Dickinson que aborda la sexualidad y el placer de una mujer.
¿De qué trata?
Babygirl deseo prohibido nos presenta a Romy (Nicole Kidman), la exitosa directiva de una empresa en la que los robots son clave, la vida con su marido Jacob (Antonio Banderas) y su familia. Romy inicia una relación secreta con uno de los becarios de su trabajo, un juego en el que el poder y el consentimiento tienen el papel principal, pero deberá enfrentarse a los riesgos que estos conlleva.
El poder y el consentimiento
La premisa podría sonar muy repetitiva y en cierto modo lo es, una mujer en una relación de poder que tiene una relación con un hombre más joven que ella, ella lo arriesga todo y él nada, sin embargo, Babygirl deseo prohibido busca darle un giro al mostrarnos todo desde la perspectiva femenina de Romy y cómo el control que puedan ejercer sobre ella resulta excitante.
Nicole Kidman construye un personaje complejo que se resiste a caer en el deseo, en hacer sus fantasías realidad, en un matrimonio con una insatisfacción sexual, donde no se siente escuchada con dos hijas adolescentes y con las miradas encima de lo que debe ser una mujer respetada. Siempre recta y perfecta -al menos aparentemente- se encuentra con Samuel, un joven que controla de un sólo movimiento a un perro que casi la ataca, esto despierta una gran curiosidad en ella.
Kidman nos guía por un camino de autodescubrimiento, en el que el deseo la va consumiendo, en el que le cuesta separar y entender la relación que surge con Samuel, algo que va más allá de la dinámica sexual que se califica de "normal". Romy toma la decisión -porque si algo deja claro la cinta es el consentimiento de ambas partes para una relación- de ceder ese poder que ella ostenta en su oficina, de dejar que otro ordene. Kidman lo hace muy bien y muestra la intimidad de su personaje.
La película se siente compleja, hay mucho en pantalla: infidelidad, relación de poder, diferencia de edad, sumisión, pero sin abordar de manera total ninguno de estos, con un giro en la trama que incluso cambia la percepción de adónde nos llevaba la cinta y puede dejar la sensación de no cerrar por completo, en especial con algunas escenas un poco melosas que parecen estar un poco desfasadas.
Babygirl deseo prohibido es para cinéfilos que buscan algo diferente, que mantienen la mente abierta frente al erotismo y el autodescubrimiento.